He aquí una danzarina, no se mueve sin que la mueva un sable de agua desenvainado. La hace girar, bien a su pesar, y ella desenvaina sables cortantes contra él: ni ella se fatiga ni él se asombra. Al girar con rapidez, te imaginas que da la cara a todos lados del jardín (Abu Ya‘far)
No hay comentarios:
Publicar un comentario